Ediciones AqL invita a integrar la séptima edición de Galería Poesías y Cuentos. Al igual que las anteriores la edición será por el sistema de cooperativa. El equipo editorial de ALGOqueLEER seleccionará el material recibido.

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lunes, 19 de enero de 2009

1580-1880 – Historias de sábanas... // Ricardo F. Thomsen Hall

[Fragmentos]
A – Introducción
................A María de Ávila se le había asignado unas tareas sumamente específicas en el camarote de D. Pedro de Mendoza. La mujer era de modesta condición social, con menos status que la esposa legítima, pero asimismo, con menos años, menos kilos de peso y mucho más entusiasmo.
................En 1540, los amoríos clandestinos y su culminación, el adulterio, desembarcaron en la futura Buenos Aires, junto con la Cruz, la Espada, y Mendoza. Como todos saben, Mendoza murió sifilítico, y desde ese entonces los amantes, las concubinas, los hijos naturales, reconocidos o no, y los extramatrimoniales, y los intrincados romances, se fueron sucediendo en las vidas de nuestros próceres, que alternaron las gestas de la Patria, con las pasiones y debilidades comunes a todos los seres humanos, aunque no aparezcan en los «Manuales» de Historia.
................La Historia Argentina ha sido narrada con un criterio muy aldeano, muy de Pago Chico ha dicho María Sáenz Quesada. El bronce en que se han convertido nuestros héroes es un bronce que está vacío y hueco de contenido humano, con el propósito de distanciar a los protagonistas de nuestra Historia de la gente común, según preceptos dictados, hace tiempo y acá cerca, por los hacedores de nuestra historiografía oficial. Y así los han convertido en seres inasibles, inalcanzables e incomprensibles.
................En los países donde la gente es dueña de su propia cultura –de su propio destino, diríamos–, la vida privada de los próceres forma parte del patrimonio histórico colectivo, dice otra vez María Sáenz Quesada.
Durante los tres largos siglos de la Colonia –nos recuerda don Hugo Fernández de Burzaco y Barrios–, las casas de Buenos Aires tenían tres patios: el primero, era destinado a las visitas; el segundo, estaba reservado para la intimidad de la familia dueña de casa; y el tercero, se asignaba para la servidumbre. Y aquel famoso tercer patio, precisamente, situado a 80 ó 100 metros del frente de la casa, era el lugar secreto donde las «niñas» de la casa recibían las visitas de sus amores furtivos, de modo tal que, cuando los historiadores proceristas nos hablan de la célebre frase que hace mención a la larga siesta colonial, como si las colonias españolas en América hubieran vivido en el atraso más absoluto, faltan a la verdad, o bien demuestran un profundo bache en sus conocimientos, porque durante la Colonia, Buenos Aires, para los estudiosos, ha demostrado haber poseído una vida social sumamente activa, y las relaciones amorosas fueron tan frecuentes como en cualquier otro época histórica, incluso la actual.

C – D. José de San Martín
................… a San Martín no le convenía la permanencia de su mujer a su lado porque, aparte de otras victorias militares, pensaba alcanzar otras conquistas pasionales. Alonso Piñeiro cuenta que los periódicos realistas publicaban peyorativamente anécdotas referidas a la vida íntima de San Martín, y se sabe que San Martín vivió una vida muy intensa con sus aventuras mujeriegas, sobre todo en el Perú y en el Ecuador, como antes en España.
................Mientras Remedios, enferma, languidecía en Buenos Aires, y hacía más de dos años que no veía a su esposo, San Martín, el «Protector» del Perú, vivía en concubinato con Rosita Campusano, a quien el pueblo llamaba «La Protectora», a quien el Capitán de los Andes hizo madre de un hijo varón.
................San Martín se convirtió así en el fundador de líneas adulterinas, líneas adulterinas reconocidas y no reconocidas, líneas naturales o legítimas y, asimismo, hasta líneas africanas, que prolongaron su genealogía.
................El gran escritor Ricardo Palma, en sus «Tradiciones Peruanas», afirma que conoció y fue amigo en sus años juveniles, del hijo de San Martín, y conoció a su madre, y de la lectura de esas páginas evocativas, fácilmente se puede deducir que el hijo de San Martín sufría un grave complejo de inferioridad y que necesitaba asistencia psicológica.
................En 1836, Rosa Campusano, la ex concubina de San Martín, pidió en Lima una pensión vitalicia, porque vivía en la pobreza, pero le fue denegada. En 1843, hizo su testamento para aclarar que, cansada de esperar, se había casado con Ernesto Gaber, pero había sido abandonada por éste, que había huido a Europa, dejando asimismo constancia que era madre de un hijo, Alejandro San Martín, hijo del Protector del Perú. Finalmente, la concubina de San Martín. Rosita Campusano, «La Protectora», falleció en 1860.
................…con Fermina González Lobatón, oriunda de San Nicolás de Supe, en el Perú, San Martín fue padre de otro hijo varón, nacido el 20 de diciembre de 1821, el que fue bautizado en la parroquia de Barrancas, como Domingo Laos González, que San Martín no quiso reconocer…

F – D. Juan Galo de Lavalle duerme con su enemiga
................Rosas era el jefe del Partido Federal, pero Lavalle era el jefe del Partido Unitario. Lavalle había llegado a la provincia de Salta para ordenar la detención de José María Boedo y de uno de sus tíos, acusados ambos de espionaje al servicio de Rosas. Posteriormente fueron condenados a muerte por Lavalle. Ese es el instante - dice el historiador Bajarlía - en que aparece Damasita Boedo, quien, joven y bellísima, se presenta ante Lavalle para pedir clemencia para su hermano y su tío. Lavalle se encegueció con la fascinante Damasita, de tan sólo 23 años de edad, pero no cedió a sus ruegos, y no detuvo el fusilamiento. Y desde entonces, la joven Damasita Boedo tramó impostergable venganza.
............. ...Damasita sabía que Lavalle –barba rubia y ojos azules–, tenía fama de ser tan terco como una mula, pero tan valiente como mujeriego y conquistador de corazones femenino, y entonces decidió seguir visitándolo… Finalmente fingiendo estar enamorada le propuso seguirlo a todas partes a todas partes, y durante meses y meses compartió con él noches y días. Hasta que llegó un día... Era la madrugada del 8 de octubre de 1841, cuando Lavalle, con Damasita, y con una tropa diezmada (con sólo unos 200 hombres, los sobrevivientes de Famaillá), decide pernoctar en Jujuy. El pueblo estaba desierto. Hasta el Gobernador interino, Aberastain, había huido a Bolivia.
................Lavalle buscó alojamiento, con su ayudante Lacasa, su secretario Félix Frías, y 8 soldados de su escolta, y se instaló en la casa de Zenavilla, que había ocupado el día anterior el Gobernador Elías Bedoya... A la madrugada siguiente (algunos opinan que fue a eso de las seis de la mañana), apareció una partida de feroces tiradores y lanceros federales al galope tendido, e inundaron las calles desiertas, tirando tiros a diestra y siniestra... Buscaban al Gobernador Elías Bedoya, y aparecieron, precisamente, frente a esa casa de Zenavilla...
................Lacasa corrió a avisarle a Lavalle, que se encontraba en pleno combate amoroso con Damasita entre las sábanas del tálamo del amor... Mientras tanto, los escasos soldados de su escolta se dispusieron para resistir... Al cabo de un tiroteo, sonaron unos disparos, y Lavalle cayó al suelo, bañado en sangre...
................El soldado a quien se atribuyó el hecho, José Bracho, fue ascendido a Teniente de Caballería de Línea, con goce de $ 300 pesos mensuales de sueldo, más tres leguas cuadradas de campo, 600 cabezas de.ganado vacuno, y 1.000 lanares.
................[…] Sin embargo, extraoficialmente, la verdad (a la que sí hay que creer), es muy otra. Se sabe que Damasita Boedo (que estaba, seguramente, en connivencia con los lanceros rosistas), no fue ajena a la escaramuza federal, y que fue así la forma en que pudo consumar su trabajosa y juramentada venganza (el fusilamiento de su hermano y de su tío)…extrajo un arma de fuego que estaba debajo de una almohada, y dejó muerto entre las sábanas, de un pistoletazo, a Lavalle, a quien nadie, en cien combates, había podido abatir.

G – D. Domingo Faustino Sarmiento
................A la par de su carrera como maestro, político y escritor (fundador de la moderna sociología y de la filosofía de la Historia en la Argentina, Sarmiento, a pesar de su rostro poco agraciado, recorrió asimismo un intenso raid amatorio, poco divulgado. Su esposa, Benita Martínez Peñaloza, era madre de Dominguito, pero al matrimonio no lo separó la muerte.
................Alrededor de 1862, la mujer de Sarmiento descubrió que su marido tenía una relación amorosa con Aurelia Vélez Sarsfield, la hija de Dalmacio Vélez Sarsfield, el autor de nuestro Código Civil.
................Al parecer, Sarmiento no sólo manejaba bien la pluma y a palabra. Alonso Piñeiro afirma que Sarmiento fue dueño de numerosas amantes en los Estados Unidos de América, a las que gustaba agasajarlas con regalos, especialmente linguerie, ropa blanca interior, importada de París.

H – D. Justo José de Urquiza
................Pero el más grande protagonista de la «Historia de las Sábanas»es el Libertador Don Justo José de Urquiza. Fogoso pero refractario al matrimonio, Urquiza reconoció a 23 hijos, legitimados en una sesión secreta de la Cámara de Diputados en 1855, pero según estimaciones coincidentes, fue padre de alrededor de 150 hijos. La cantidad suena exagerada, pero de acuerdo con estudios estadísticos recientes, un tercio de la población entrerriana de aquella época habría estado compuesta por sus hijos naturales.
................Urquiza tuvo ocho concubinas, sin contar relaciones esporádicas y ciertamente frecuentes.
................Cuenta un historiador que al llegar Urquiza a la Provincia de Buenos Aires para firmar el famoso Tratado de San Nicolás, e inaugurar sus sesiones, en mayo de 1852, al apearse de un caballo, se le acercó una comitiva de gobernadores, y detrás de ellos, una chinita, que extendiéndole sus brazos, le alcanzó un mate cebado, en señal de bienvenida, y Urquiza, haciendo caso omiso de los representantes de las Provincias, apenas la vio a la citada chinita (mestiza dedicada al servicio doméstico), ya le echó inmediatamente el ojo... El legado del ilustre apellido del… vencedor en Caseros, significaba a veces ingresar en el reparto de la herencia, y hablar de descendencia legítima o ilegítima era tomar parte en un pleito sucesorio.
[…]

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