Si ese día en San Lorenzoel caballo de San Martín hubiera
aplastado al prócer,
no hubiera el sol salido en Potrerillos
no construirían el puentecito
no cruzaría los Andes
ni libertaría Chile y Perú.
Pero Dios iluminó la batalla,
aunque no le guste la guerra.
Y el héroe brilló, acompañó,
enseñó a los pueblos a defenderse
y lo logró.
José pisó su suelo natal
ya militar aprobado en España.
Quiso liberar su tierra Argentina
con todo su empuje varonil
y su corazón embravecido de coraje
y amor.
Aquí se casó con Remedios,
tuvo a su hija Mercedes,
y preparó a los granaderos
para que fueran héroes.
Su energía entusiasta
lo llevó a varios horizontes
pero la ética no le permitió
presenciar la guerra entre hermanos.
Por eso emigró a Francia,
para que sus ojos no vieran
la tristeza que el corazón sentía.
¿Es que los pueblos no aprenden nunca?
La historia se repite, se recicla
y vuelve a equivocarse.
¿Es el hombre caprichoso en su aprendizaje?
Cae Cae, y vuelve a caer.
¡Oh Dios!
Desde aquel tiempo y
hasta hoy seguimos
hiriendo y lastimándonos
entre todos y cada uno.
¡Brille Don José!
¡Brille en el bronce!
Nosotros aquí, esperamos que
¡Vuelva a nacer!


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