Ediciones AqL invita a integrar la séptima edición de Galería Poesías y Cuentos. Al igual que las anteriores la edición será por el sistema de cooperativa. El equipo editorial de ALGOqueLEER seleccionará el material recibido.

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lunes, 19 de enero de 2009

1580-1880 – Historias de sábanas... // Ricardo F. Thomsen Hall

[Fragmentos]
A – Introducción
................A María de Ávila se le había asignado unas tareas sumamente específicas en el camarote de D. Pedro de Mendoza. La mujer era de modesta condición social, con menos status que la esposa legítima, pero asimismo, con menos años, menos kilos de peso y mucho más entusiasmo.
................En 1540, los amoríos clandestinos y su culminación, el adulterio, desembarcaron en la futura Buenos Aires, junto con la Cruz, la Espada, y Mendoza. Como todos saben, Mendoza murió sifilítico, y desde ese entonces los amantes, las concubinas, los hijos naturales, reconocidos o no, y los extramatrimoniales, y los intrincados romances, se fueron sucediendo en las vidas de nuestros próceres, que alternaron las gestas de la Patria, con las pasiones y debilidades comunes a todos los seres humanos, aunque no aparezcan en los «Manuales» de Historia.
................La Historia Argentina ha sido narrada con un criterio muy aldeano, muy de Pago Chico ha dicho María Sáenz Quesada. El bronce en que se han convertido nuestros héroes es un bronce que está vacío y hueco de contenido humano, con el propósito de distanciar a los protagonistas de nuestra Historia de la gente común, según preceptos dictados, hace tiempo y acá cerca, por los hacedores de nuestra historiografía oficial. Y así los han convertido en seres inasibles, inalcanzables e incomprensibles.
................En los países donde la gente es dueña de su propia cultura –de su propio destino, diríamos–, la vida privada de los próceres forma parte del patrimonio histórico colectivo, dice otra vez María Sáenz Quesada.
Durante los tres largos siglos de la Colonia –nos recuerda don Hugo Fernández de Burzaco y Barrios–, las casas de Buenos Aires tenían tres patios: el primero, era destinado a las visitas; el segundo, estaba reservado para la intimidad de la familia dueña de casa; y el tercero, se asignaba para la servidumbre. Y aquel famoso tercer patio, precisamente, situado a 80 ó 100 metros del frente de la casa, era el lugar secreto donde las «niñas» de la casa recibían las visitas de sus amores furtivos, de modo tal que, cuando los historiadores proceristas nos hablan de la célebre frase que hace mención a la larga siesta colonial, como si las colonias españolas en América hubieran vivido en el atraso más absoluto, faltan a la verdad, o bien demuestran un profundo bache en sus conocimientos, porque durante la Colonia, Buenos Aires, para los estudiosos, ha demostrado haber poseído una vida social sumamente activa, y las relaciones amorosas fueron tan frecuentes como en cualquier otro época histórica, incluso la actual.

C – D. José de San Martín
................… a San Martín no le convenía la permanencia de su mujer a su lado porque, aparte de otras victorias militares, pensaba alcanzar otras conquistas pasionales. Alonso Piñeiro cuenta que los periódicos realistas publicaban peyorativamente anécdotas referidas a la vida íntima de San Martín, y se sabe que San Martín vivió una vida muy intensa con sus aventuras mujeriegas, sobre todo en el Perú y en el Ecuador, como antes en España.
................Mientras Remedios, enferma, languidecía en Buenos Aires, y hacía más de dos años que no veía a su esposo, San Martín, el «Protector» del Perú, vivía en concubinato con Rosita Campusano, a quien el pueblo llamaba «La Protectora», a quien el Capitán de los Andes hizo madre de un hijo varón.
................San Martín se convirtió así en el fundador de líneas adulterinas, líneas adulterinas reconocidas y no reconocidas, líneas naturales o legítimas y, asimismo, hasta líneas africanas, que prolongaron su genealogía.
................El gran escritor Ricardo Palma, en sus «Tradiciones Peruanas», afirma que conoció y fue amigo en sus años juveniles, del hijo de San Martín, y conoció a su madre, y de la lectura de esas páginas evocativas, fácilmente se puede deducir que el hijo de San Martín sufría un grave complejo de inferioridad y que necesitaba asistencia psicológica.
................En 1836, Rosa Campusano, la ex concubina de San Martín, pidió en Lima una pensión vitalicia, porque vivía en la pobreza, pero le fue denegada. En 1843, hizo su testamento para aclarar que, cansada de esperar, se había casado con Ernesto Gaber, pero había sido abandonada por éste, que había huido a Europa, dejando asimismo constancia que era madre de un hijo, Alejandro San Martín, hijo del Protector del Perú. Finalmente, la concubina de San Martín. Rosita Campusano, «La Protectora», falleció en 1860.
................…con Fermina González Lobatón, oriunda de San Nicolás de Supe, en el Perú, San Martín fue padre de otro hijo varón, nacido el 20 de diciembre de 1821, el que fue bautizado en la parroquia de Barrancas, como Domingo Laos González, que San Martín no quiso reconocer…

F – D. Juan Galo de Lavalle duerme con su enemiga
................Rosas era el jefe del Partido Federal, pero Lavalle era el jefe del Partido Unitario. Lavalle había llegado a la provincia de Salta para ordenar la detención de José María Boedo y de uno de sus tíos, acusados ambos de espionaje al servicio de Rosas. Posteriormente fueron condenados a muerte por Lavalle. Ese es el instante - dice el historiador Bajarlía - en que aparece Damasita Boedo, quien, joven y bellísima, se presenta ante Lavalle para pedir clemencia para su hermano y su tío. Lavalle se encegueció con la fascinante Damasita, de tan sólo 23 años de edad, pero no cedió a sus ruegos, y no detuvo el fusilamiento. Y desde entonces, la joven Damasita Boedo tramó impostergable venganza.
............. ...Damasita sabía que Lavalle –barba rubia y ojos azules–, tenía fama de ser tan terco como una mula, pero tan valiente como mujeriego y conquistador de corazones femenino, y entonces decidió seguir visitándolo… Finalmente fingiendo estar enamorada le propuso seguirlo a todas partes a todas partes, y durante meses y meses compartió con él noches y días. Hasta que llegó un día... Era la madrugada del 8 de octubre de 1841, cuando Lavalle, con Damasita, y con una tropa diezmada (con sólo unos 200 hombres, los sobrevivientes de Famaillá), decide pernoctar en Jujuy. El pueblo estaba desierto. Hasta el Gobernador interino, Aberastain, había huido a Bolivia.
................Lavalle buscó alojamiento, con su ayudante Lacasa, su secretario Félix Frías, y 8 soldados de su escolta, y se instaló en la casa de Zenavilla, que había ocupado el día anterior el Gobernador Elías Bedoya... A la madrugada siguiente (algunos opinan que fue a eso de las seis de la mañana), apareció una partida de feroces tiradores y lanceros federales al galope tendido, e inundaron las calles desiertas, tirando tiros a diestra y siniestra... Buscaban al Gobernador Elías Bedoya, y aparecieron, precisamente, frente a esa casa de Zenavilla...
................Lacasa corrió a avisarle a Lavalle, que se encontraba en pleno combate amoroso con Damasita entre las sábanas del tálamo del amor... Mientras tanto, los escasos soldados de su escolta se dispusieron para resistir... Al cabo de un tiroteo, sonaron unos disparos, y Lavalle cayó al suelo, bañado en sangre...
................El soldado a quien se atribuyó el hecho, José Bracho, fue ascendido a Teniente de Caballería de Línea, con goce de $ 300 pesos mensuales de sueldo, más tres leguas cuadradas de campo, 600 cabezas de.ganado vacuno, y 1.000 lanares.
................[…] Sin embargo, extraoficialmente, la verdad (a la que sí hay que creer), es muy otra. Se sabe que Damasita Boedo (que estaba, seguramente, en connivencia con los lanceros rosistas), no fue ajena a la escaramuza federal, y que fue así la forma en que pudo consumar su trabajosa y juramentada venganza (el fusilamiento de su hermano y de su tío)…extrajo un arma de fuego que estaba debajo de una almohada, y dejó muerto entre las sábanas, de un pistoletazo, a Lavalle, a quien nadie, en cien combates, había podido abatir.

G – D. Domingo Faustino Sarmiento
................A la par de su carrera como maestro, político y escritor (fundador de la moderna sociología y de la filosofía de la Historia en la Argentina, Sarmiento, a pesar de su rostro poco agraciado, recorrió asimismo un intenso raid amatorio, poco divulgado. Su esposa, Benita Martínez Peñaloza, era madre de Dominguito, pero al matrimonio no lo separó la muerte.
................Alrededor de 1862, la mujer de Sarmiento descubrió que su marido tenía una relación amorosa con Aurelia Vélez Sarsfield, la hija de Dalmacio Vélez Sarsfield, el autor de nuestro Código Civil.
................Al parecer, Sarmiento no sólo manejaba bien la pluma y a palabra. Alonso Piñeiro afirma que Sarmiento fue dueño de numerosas amantes en los Estados Unidos de América, a las que gustaba agasajarlas con regalos, especialmente linguerie, ropa blanca interior, importada de París.

H – D. Justo José de Urquiza
................Pero el más grande protagonista de la «Historia de las Sábanas»es el Libertador Don Justo José de Urquiza. Fogoso pero refractario al matrimonio, Urquiza reconoció a 23 hijos, legitimados en una sesión secreta de la Cámara de Diputados en 1855, pero según estimaciones coincidentes, fue padre de alrededor de 150 hijos. La cantidad suena exagerada, pero de acuerdo con estudios estadísticos recientes, un tercio de la población entrerriana de aquella época habría estado compuesta por sus hijos naturales.
................Urquiza tuvo ocho concubinas, sin contar relaciones esporádicas y ciertamente frecuentes.
................Cuenta un historiador que al llegar Urquiza a la Provincia de Buenos Aires para firmar el famoso Tratado de San Nicolás, e inaugurar sus sesiones, en mayo de 1852, al apearse de un caballo, se le acercó una comitiva de gobernadores, y detrás de ellos, una chinita, que extendiéndole sus brazos, le alcanzó un mate cebado, en señal de bienvenida, y Urquiza, haciendo caso omiso de los representantes de las Provincias, apenas la vio a la citada chinita (mestiza dedicada al servicio doméstico), ya le echó inmediatamente el ojo... El legado del ilustre apellido del… vencedor en Caseros, significaba a veces ingresar en el reparto de la herencia, y hablar de descendencia legítima o ilegítima era tomar parte en un pleito sucesorio.
[…]

1888 - Perfil de un sanjuanino // Mery Rodríguez

Una sola luz en el desierto, puebla el mundo
Rubén Seifert


..................Vio la luz un, lejano 15 de Febrero de 1.811 en San Juan de la Frontera.
..................Hijo de doña Paula Zoila Albarracín y de don José Clemente Sarmiento.
..................Su hogar era humilde, pero poseía: una elevada dignidad moral. El cuyano famoso por asistir a clases, aunque lloviera a cántaros. Amante de los pepinos, sabedor de latín, tendero, ávido lector, militar, maestro, político, escritor, periodista, parlamentario, intelectual y estadista. Hombre de apariencia severa, polémico y portador de una tormentosa existencia. Apasionado, tremendamente contradictorio, ferviente·luchador por las comunicaciones telegráficas, trabajador afanoso por las cuestiones pedagógicas, conductor de la república. Llegó a la máxima magistratura sucediendo a otro ilustre cultor de las letras, el gran Bartolomé Mitre. Constante paladín en el ámbito educativo y triunfador asimismo en la arena política. Obsesionado por la fealdad, la vejez y también las mujeres.
..................Desterrado, perseguido, incomprendido, denostado. A veces endiosado, otras odiado febrilmente, dando la impresión de que se estuviera hablando de dos seres diametralmente opuestos. Precursor en lo referente a·sus expresiones acerca de la aldea global, expresión utilizada a posteriori por Mcluhan. Mantuvo correspondencia con Félix Frías.
..................Imbuido de ternura al evocar a su madre, Doña Paula Albarracín y la característica humildad de sus orígenes.
..................Autor de muchos libros en los que refleja con sagacidad la historia del país y sus inquietudes fundamentales. Eterno luchador, idealista, con debilidades, grandezas, enconos y amores, furioso o evocativo, siempre genial y enfrascado en su férreo empeño de aniquilar la barbarie. Sus sueños de alfabetización se cumplieron sólo en parte. El país que anheló poblar con una constante corriente inmigratoria, continúa desierto en su mayor parte.
..................Nombre ilustre, sensible, cronista, de exquisita prosa, autor del Facundo, Recuerdos de Provincia, Viajes, Introducción a las memorias militares y foja de servicios de Domingo F. Sarmiento, Mi defensa, Memoria sobre Ortografía americana, La conciencia de un niño, Método de lectura gradual, Argirópolis, Educación común, Vida de Abraham Lincoln y Escuelas, Base de la prosperidad en los Estados Unidos, Diario de viaje (ilustrado por él), Conflicto y armonía de las razas en América, Vida de Dominguito, Viajes por Europa, África y América.
..................Además, a mediados del siglo pasado e inspirado por el canónigo alemán P. Schmidt, que leyó en francés, compuso luego una obra ortodoxa que mereció el reconocimiento de autoridades eclesiásticas, su título: Vida de nuestro Señor Jesucristo. El mismo fue libro de texto en escuelas públicas. Como amigo de los niños, usó un lenguaje adecuado para la juventud y las mentes a quienes se dirigía, teniendo en cuenta que toda educación que se precie de tal, para rendir buenos frutos, debe basarse esencialmente en las luminosas enseñanzas del maestro por antonomasia, el Hijo de Dios, Nuestro Señor Jesucristo.
..................Borges señaló que si se hubiera canonizado al Facundo, como libro primordial, la historia sería mejor y distinta.
..................Capataz en una mina, decorador, actor, fundador de la Sociedad Literaria, bajo el seudónimo de García Román envía a Alberdi un poema cuyo título era "Canto a Zonda”.
..................Muere el 11 de septiembre de 1888 en Asunción del Paraguay. En su funeral, personalidades de relevancia toman la palabra, entre ellas, Carlos Pellegrini. La prensa argentina le rinde un solidario homenaje, aunque su archienemigo, el caudillo Ricardo López Jordán lo insulta hasta lo último, ante la vista del cortejo fúnebre.
..................Mucho podría decirse de este argentino, tanto de parte de sus defensores y partidarios como desde el ángulo de sus detractores, sin embargo él sintetizó su sentir en una elocuente frase…
..................Sólo quise dejar por herencia mejores condiciones intelectuales para millones de argentinos, tranquilizar al país, asegurar sus instituciones, cubrir sus territorios con vías férreas y sus ríos con embarcaciones, como para que todos participen del festín de la vida del que yo sólo goce a hurtadillas.

jueves, 8 de enero de 2009

1840 – De gavilanes y palomas // Nilda Bernárdez

Soy Juan Leiva, llegué ayer, a la caída del sol, acompañando el regreso de una galera desde “Los Cerrillos”. Don Juan Manuel había dispuesto el vehículo para llevar a un fraile hasta la Guardia del Monte. Como regresaba sin ocupante, la gente aprovechó para mandarle al patrón algunas facturas de campo. Lo mío es ocuparme de la mensajería entre la estancia y Buenos Aires, especialmente en lo referente a la administración del establecimiento, lo mismo que de otros establecimientos vecinos. Esta vez traje además, una cantidad de cartas personales; no todas son para el Restaurador; hay para familiares, comerciantes y para despachar a otros destinos. Algunas me las entregaron sigilosamente; bien sabía yo que podría tratarse de quejas, denuncias, chismes, que le llegan frecuentemente al Gobernador.
María Agustina me entregó un sobre, casi cuando estaba rumbeando para el camino. Lo hizo en silencio y desapareció enseguida entre los saludos de despedida. María Agustina es la mujer de Eusebio Garrido, un antiguo cuatrero al que don Juan Manuel, luego de hacerlo castigar, le dio tierras y algunos animales. Lo tenía casi como socio en uno de los campos linderos. Hasta fue padrino de la boda, cuando se casó con María, esa porteña “desterrada” por su familia a causa de su conducta indigna, según se contaba en cuchicheos de señoras.
Soy más bien lerdo para la lectura, pero luchando con las letras, descubrí que la carta estaba dirigida a Fernando Martín Villa, un joven ayudante de Rosas, mozo bien plantado, buen partido, diría más de una madre de hija casadera, haciendo oídos sordos a la fama de galanteador que pesaba sobre él.
Yo debo dejar el envío completo de correspondencia, en las propias manos del Gobernador, mi misión termina allí. El se encarga de repartirla. Más de una vez don Juan Manuel se disculpaba por entregar algún sobre abierto por error, según él. Muchos no creían su disculpa.
Apenas estaba aclarando una franja de cielo por sobre el río, cuando salté del catre. Me atrajo el rumor de voces en el patio; charlando en grupos había hombres de uniforme del ejército federal, algunos paisanos, algún que otro funcionario del Fuerte; todos esperando las órdenes de Su Excelencia.
Don Juan Manuel, sentado en el medio, mientras su fiel Biguá, le acercaba un mate de tanto en tanto, hablaba en voz baja con una persona que inclinada hacia él, le mostraba unos papeles. Un par de ayudantes se movían a su alrededor; uno era Villa.
No necesitó pedir silencio, cuando Rosas se puso de pie, el silencio se hizo en el acto. Tenía unas cuatro o cinco cartas en su mano izquierda. Separó una, mostrándola en alto. El sobre se veía abierto. Con voz clara e intencionada anunció:
—¡Para el gavilán del monte... de su paloma cautiva...!
Superado el primer momento de sorpresa, se fueron animando algunos murmullos, risas contenidas, exclamaciones maliciosas.
No pude menos que mirar a Fernando Villa. Estaba tieso, parado a espaldas de su jefe, sin darse por enterado del reclamo.
—¿No aparece el gavilán? –insistió.
Al no obtener respuesta, hizo una última exhibición del sobre, dibujando un semicírculo a la altura de sus ojos.
El resultado fue el mismo, nadie reclamó para sí, ni para un tercero, la misiva amorosa.
Entonces don Juan Manuel, con gesto aparatoso, la rompió en cuatro partes que arrojó al brasero donde calentaba el agua el cebador. Observó que los papeles terminaran de retorcerse ennegrecidos, echó una mirada celeste a la concurrencia por sobre el mate que sorbía con placer y... volvió a sentarse.
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1976 – Señas peligrosas // María Silvia Pérsico

EL 522 era unos de esos colectivos lecheros a los que había que tener mucha paciencia, especialmente a las siete de la mañana, con el viento y humedad de pleno invierno marplatense, en que hasta los sabañones se le congelaban.
Ese día, Laura había llegado a la terminal de ómnibus, un portón junto al de la Escuela 2, en una calle mejorada, paralela a la ruta a Balcarce, poblada de quintas de bolivianos y de casas construidas ladrillo sobre ladrillo.
Ya había pasado un año y medio desde que la habían trasladado de la 10. Hacía un solo turno, pues su bebé de pocos meses y la carrera humanística que intentaba estudiar no le dejaban más tiempo para el trabajo.
Se había granjeado la confianza de sus compañeros: El maestro de séptimo, un jardinero que, después de la escuela, se hacía sus changas en los jardines de los chalets de Parque Luro y Los Troncos. Serena enseñaba Lengua en sexto y séptimo y se había recibido hacía poco de Profesora en Letras; se interesaba mucho por literatura infantil. Hacía poco que se había reincorporado a la escuela, después de tener un bebé. Los de la parada de colectivos las confundían a menudo: jóvenes, humanistas, con bebés llegados al mundo hacía poco.
Durante la mañana, cuando llovía, no había recreo al aire libre (no saber cuándo se va a largar el chaparrón ni hasta cuándo se mantendrá la neblina que llenaba todos los espacios de la galería y que invadía las clases enfrentadas y unidas por los adoquines gastados del patio); así que el mate cocido se servía bajo los techos de los pasillos.
Susana, la vice, era de las maestras de antes; de caligrafía aplicada, respetuosa de las normas, de sonrisa amplia y dientes de aviso publicitario.

Laura se encargaba de Cruz Roja. Revisaba cabezas a los de quinto, casi todas las mañanas. Se había tomado el trabajo de armar una campaña contra los piojos. Su largo y fuerte pelo morocho se pescaba de vez en cuando unos cuantos bichos, pero sonreía suave con sus dientes perfectos para seguir con la nada agradable tarea.
Al primero que revisó fue a Matías, el canillita. Venía dormido, de trabajar dos horas, repartiendo diarios en la calle. Ahí nomás, le atrapó uno y, sin perder tiempo, improvisó la clase para todos: incrustó al bicho moribundo entre dos tiritas de “cintascoch”, que adhirió a un marco de diapositiva y la proyectó a sus alumnos. Tanta impresión causó, que al día siguiente, unos cuantos llegaron con olor a kerosén. Y la seño se apareció con el pelo a la “garzón”, por cierto un poco malhumorada.
También organizaba consultorios para los padres del barrio. Una vez llevó a médicos del Hospital Regional y se quedó boquiabierta cuando descubrió que los padres casi no frecuentaban al profesional y que ésa era la única oportunidad de hacerlo. Así que aprovechó y una tarde presentó, con los alumnos, una obrita de teatro que dejaba mensajes sanitarios: La bruja saludable, se llamaba.
Otra vez, los colectiveros del 522 habían ofrecido un micro para llevar a los chicos a conocer el Puerto. Aprendieron sobre las artes de pesca y el fileteado, después de recorrer un frigorífico y ver el trabajo que se hacía.
Otra vez fueron a Sierra de los Padres con el ómnibus cedido por la provincia. Muchos ni conocían más allá de la esquina de su casa. Y para que sus alumnos tuvieran experiencias lo más vivenciadas posibles, invitó un día a un pescador de altura, quien se mandó con una historia real de naufragio, que los chicos escucharon con atención y después hicieron todas las preguntas del caso.

—Su marido llegó a eso de las diez y media para buscar a Laura –contó Susana–. Yo estaba en la secretaría. No tenía buena cara. Le hice dos o tres preguntas sobre el accidente de sus suegros por Gualeguaychú. Eran de Corrientes, ¿sabés? Y menos mal que firmó el retiro pasadas las once menos cuarto, cuando se fueron.

Sólo voces, pasos... Y el sonido del mar, el oleaje de mis pechos cargados y mi bebé llorando...

Fue cuando estaban acomodando los libros de la biblioteca con los chicos en la clase de Serena. Matías, el canillita, se asomó primero, los ojos hacia el patio. "Seño, seño, venga". Todos se acercaron a los ventiletes entornados, justo cuando hombres verdes bajaban intempestivamente de un jeep y abrían el portón de la escuela.
El rumor corrió por la hilera de adoquines y se filtró por todos los oídos. La buscaban a Laura.
Algo resonó adentro. ¿Laura estás? ¡Lobo está! La mañana de niebla los vio retirarse sin la compañía que buscaban.

PIDO EL ESFUERZO SOLIDARIO A CAMBIO DE ORDEN Y JUSTICIA PARA SUPERAR LA CRISIS Y OFRECER TRABAJO Y HONESTIDAD EN EL GOBIERNO A CAMBIO DE PACIENTE COMPRENSIÓN EN EL PUEBLO PARA ENCARAR LA REORGANIZACIÓN NACIONAL A TRAVES DE OBJETIVOS PRECISOS.

“La noche. Mucho más allá de la medianoche. Y las voces. Quejidos. Sollozos. Ecos de espantos ahogados... Y las sombras. El eco de las sombras.”

Arrorró mi nene, Arrullo que te arrullo. Me desgarro a lo todo. Tengo la boca llena de tierra. Y siento que pienso. Porque no estoy acostada sólo por un rato. Estoy aquí, pensando boca arriba en aquel tiempo, para olvidar mi soledad.

“Sintió que la cabeza se le clavaba en el vientre. Trató de separar el vientre de su cabeza, de hacer a un lado aquel vientre que le apretaba los ojos y le cortaba la respiración; pero cada vez se retorcía más, como si se hundiera en la noche...”

LA INMORALIDAD Y LA CORRUPCIÓN DEBEN SER ADECUADAMENTE SANCIONADAS LA ESPECULACIÓN POLÍTICA ECONOMICA E IDEOLÓGICA DEBEN DEJAR DE SER MEDIOS UTILIZADOS POR GRUPOS DE AVENTUREROS PARA SUS FINES.

Serena estaba en su casa cuando se aparecieron. “Era de noche. Dormíamos. El bebé, en su cuna. Entraron de madrugada, nos llevaron y encerraron en un galpón, supongo”, contó. “Después no supe nada más de Juan hasta que nos metieron en la camioneta y aparecimos en un baldío por el puerto. Habrían pasado unas horas. Antes del mediodía estábamos en casa de mamá y yo dándole la mamadera a la beba”.
—¿Qué me van a hacer? –Preguntó ella.
—¡Solo contestá lo que se te pregunta! –vociferó uno.
—¿Dónde está mi marido? –reclamó ella.
—¡En la mierda! –contestó el otro.

“Tiempo después... Habrían pasado dos semanas ”, contó la vice, “ vino alguien a casa, de parte de Laura. Hablaba lo justo y no tenía intención de largar prenda. De cualquier manera, le pregunté si ella y su marido estaban bien. Me respondió con un sí seco. Yo no podía dejar de preguntarle por el bebé. “Con los abuelos, en La Paz”, me dijo. Y ahí mismo se fue, sin decir adiós señora ni nada por el estilo... Eso decían, que a ella la habían “chupado” cuando había ido a buscar su cheque a la Municipalidad y a él, que lo habían matado cerca de Bahía Blanca. Que tenían un arsenal en la casa, eso dijeron. No supimos más”. Después, nos enteramos de que al bebé lo habían dejado sano y salvo en la tintorería de unos amigos, cerca de su departamento.

Aquí abajo una siente alivio y aunque no haya aire se respira mejor. Hablo de ellos que deben estar con sus pecados a cuestas. Por eso mejor aquí donde no hay luz, pero se respira mejor y no los veo. Mi sombra debe andar rondándolos. Y no pueden cerrarme la boca porque sigo hablando para que me escuchen.

NO HA CAIDO SOLAMENTE UN GOBIERNO SINO QUE SE HA CERRADO UN CICLO HISTORICO PARA DAR PASO A OTRO NUEVO.

—¿Pero quién dio la orden, carajo? Son otros – vociferó un suboficial.
La colonia de lobos marinos descansaba al pie de la escollera sur. Olas considerables golpeaban contra el murallón, recordando la presencia de los bancos de arena del fondo. Adentro, algún velero que otro del Náutico, algún barco de pesca o los barcos escuela. Camuflados delante de los galpones negros, dos submarinos largos y angostos en desuso.
—¡Que los suelten! ¡Pedazo de boludo! –ordenó otro.
El marinero levantó la barrera y dio vía libre a la camioneta que llevaba a dos personas, no incluyendo al chofer.
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Costo. Calidad. Confianza.

Fundada en 1998, más de 100 libros editados, más 60.000 ejemplares impresos...
...Tantos números para describir a una editorial en la que lo que más importa son las palabras y las personas que están a ambos lados de las mismas... tras ellas: usted, autor y frente a ellas: usted, lector.